Desde el inicio de la “tarea ordenamiento” salieron errores de diseño e implementación que no resolvieron los problemas de una ficticia oferta y demanda ni la tendencia a solapar la ineficiencia empresarial con el incremento desmedido del valor de producciones y servicios. La crisis por la que atraviesa la economía cubana y el déficit de ofertas han desatado una espiral inflacionaria que afecta el poder adquisitivo de la población. Eso todos lo sabemos.
No todo es culpa del proceso iniciado en enero de 2021, mucho antes de anunciar el inicio del ordenamiento monetario y cambiario, ya los precios traían una escalada que aguijoneaba el bolsillo de la población, a partir del primero de enero se descontrolaron, tanto que cinco meses después siguen subiendo.
Lo cierto es que hoy la población no sabe cómo hacer las cuentas a fin de mes, una libra de carne te sale en más de cien pesos, la de arroz en 50 y una de tomate llegó a estar en 150 pesos. Además están limitadas las ofertas y desabastecidos los mercados agropecuarios e industriales y las colas son extenuantes.
Mientras tanto, coleros y acaparadores están a la hora del día, en el mercado informal el precio del dólar no tiene control y el Estado no tiene manera de regularlo, pues no existe una tasa funcional, real y objetiva entre la moneda nacional y la extranjera. En revolico aparece casi de todo lo que hay en las tiendas en MLC, ese invento que no se sabe si es una criptomoneda o qué, multiplicado hasta por 80. Incluso las producciones nacionales, como el Taoro que aquí estaba hasta por gusto, tienen precios por las nubes o están solo por USD.
Se tergiversó totalmente la idea original de esas tiendas, hoy se venden productos de primera necesidad en un mercado al que solo tienen acceso unos pocos. De haberse mantenido para la llamada “alta gama”, cuyo abastecimiento permanente se podría alcanzar en negociación con compañías extrajeras especializadas chinas, vietnamitas o rusas, no hubiera generado el efecto especulativo ha extenuado el bolsillo del cubano. pero ni una cosa ni la otra porque ni siquiera el mercado interno en divisas ha podido estar adecuadamente abastecido, aun cuando está en condiciones de autofinanciarse.
De esta manera se hubiera asegurado el retorno de su inversión y dejándole parte del margen comercial al gobierno. En una visión de mediano plazo y en un escenario de recuperación estas tiendas en MLC deberían pasar a operar también en la moneda nacional, lo cual no impediría en ese nuevo escenario, la negociación con las empresas extrajeras de comercio.
La economía cubana tenía una desconexión entre precios y salarios y resolverlo era uno de los objetivos de la implementación del ordenamiento monetario y cambiario. Sin embargo, los resultados aún no son los esperados. La ausencia de competencia y deficiente información, ha contribuido a la inflación, con diversas subidas de precios sin justificación económica, sobre todo en actividades de servicios y en producciones no repetitivas, por eso precisamente los precios se monopolizan e incluso hasta se le hace la guerra al que vende más barato.
La inflación es peligrosa y muy compleja por ser el resultado de una diversidad de factores, algunos no dependen del país en cuestión, otros sí. En general se trata de serios desbalances entre la oferta y la demanda existente en el mercado nacional que dan lugar a una subida generalizada de precios.
Un proceso así era más que necesario desde hace años, pero se decidió y sobre todo se implementó en un momento muy difícil, de manera tardía, con problemas organizativos, y de secuencialidad y simultaneidad. Adicionalmente, el escenario para el que se proyectó parece haber sido demasiado optimista, como mismo sucede con los nuevos actores económicos, tanto demoraron que los vienen a aprobar cuando peores condiciones existen.
La escasez de divisas en la economía también provoca que suban los precios de las formas de gestión no estatal. En el mercado informal ya se está comprando el dólar a más de 60 pesos y el euro se cotiza a 80, producto de que no hay una oferta al cambio establecido y para acceder a productos elementales hoy tienes que tenerlo.
Impuestos como el IVA podrían contribuir al control de la masa monetaria sin afectar a los productores y cerrándole espacios al mercado negro, cuya “capacidad de competencia”, sería reducida con este escenario; pero no se hace. Claro para que funcione tiene que estar acompañado temporalmente por un mercado racionado de productos fundamentales y con la focalización de los subsidios para los núcleos familiares que así lo necesiten, básicamente eso de subsidiar personas y no productos que, para colmo, también se hace mal.
Los controles de precios no bastan para solucionar esta situación si no se actúa integralmente sobre las causas citadas. Eso lo que hace es reprimir la inflación que se manifiesta entonces en los crecientes espacios del mercado informal, estimulando las ilegalidades. Esto puede traer otra situación de desequilibrios financieros que acaben dañando más a una economía ya afectada por agresiones externas e ineficiencias externas.
Lo cierto es que, en este propio año, ya ha ocurrido un deterioro en términos reales de salarios y pensiones, acelerado en los últimos meses. Es obvio que se trata de un efecto indeseado, pero presente y creciente. La oferta y la demanda en un mercado que no opera naturalmente por sus leyes es una utopía, es peor que un Frankestein en Cuba.
Por Marcos David