A pesar de los días que con intensidad hoy vive Cuba, realidad que involucra con vehemencia a la sociedad , los niveles de nuestro periodismo, salvo excepciones, no se caracterizan por intervenir o propiciar polémicas que pudieran exponer verdades al sol. Tampoco el gobierno es dado a recoger el guante. Por el contrario, no pocas veces en caso de verse expoliado por circunstancias públicas sus replicas se van por la tangente con manidos descargos sobre daños y perjuicios, agravios e insuficiencias a la cuenta del ancestral bloqueo, devenido en el totí expiatorio de nuestras deficiencias.
De hecho el gobierno de Cuba pocas veces establece debates o declaratorios sobre determinados temas cuestionados por la prensa. Mucho menos hace publicar sus errores. De las controversias dialécticas que marcó el periodismo de la época pre-revolucionaria saltamos a un improvisado proceso post-revolucionario para modelar un “nuevo tipo” de periodismo, dando de lado a la extensa formación profesional de la prensa cubana y su acerbo cultural, “nuevo tipo” de periodismo que adoptó como verdad absoluta su verdad, regodeándose con lo que desde el Partido Unido de la Revolución Socialista, hizo denominar “el nuevo periodismo cubano”.
Sin nada nuevo que ofrecer como no fuera barrer con “lacras de la profesión” surgido de la cabeza pensante de criterios de improvisadas ideas de funcionarios con mas ínfulas de censores que de orientadores políticos, quienes adoptaron una feroz campaña contra lo que se estima debilidad o blandenguería en el periodismo, capitulo donde encasillaron por igual a muchos simpatizantes de la Revolución pero empeñados en hacer razonar y mantener con vida el periodismo de opinión. Esta oscura política hizo distanciarse de la Revolución o simplemente irse del país, a plumas que hubieran ayudado en un crucial momento para nuestra formación. Un realidad resultó una especie de macartismo a la criolla .
La confusión en aquellos oscuros momentos iniciales introdujo entre nosotros la política obligatoria de rechazar los parámetros que primaban entonces en la prensa latinoamericana y que por años Cuba contribuyó a moldear, formando parte de ella desde la época inicial del periodismo de investigación, el seguimiento a las informaciones y la agilidad y presencia de las noticias. Cuando se orientó el rechazo a este moderno tipo de prensa, fuimos atiborrados de publicaciones y corrientes periodísticas de países europeos con cultura y formas de hacer que nada tienen que ver con nuestras raíces, creando mas confusión que claridad en el discurso de las comunicaciones de nuestro país.
Desde allí en lo adelante la prensa se despeñó por el tragante de los discursos de barricada, el triunfalismo y un dogmatismo absoluto y que tanto daño han hecho y todavía hacen.
Continuará….
Por Sergio Marquina