La democracia ya se sabe, no la hicieron los dioses y se halla regulada por hombres y leyes propensos a equívocos e incluso a descarrilamientos del camino cuando creían que todo le iba viento en popa. En Cuba, en 1976, el sistema de gobierno, institucionalizó el ideal de una sociedad diferente y creó las condiciones de cimientos para toda la estructura social y económica del país.
En su base, tantos las asambleas de rendición de cuenta de los delegados ante sus electores y las asambleas municipales, incluyendo la preparación de los delegados a través de sus Consejos Populares y aún las Comisiones de Trabajo en sus respectivas estructuras y subordinaciones, ejercieron sus periodos de mandato de tal forma que pronto se vivió un periodo de consolidación de lo que en la década anterior había comenzado a empujones dada la inexperiencia de aquellos inicios.
La expectativa del momento y la novedad de contar en la base con representantes del patio elegidos en cada comunidad a mano alzada, creó una euforia demostrada con la masividad y la participación de cada asamblea de electores.
En esa democracia cada ciudadano se consideraba representante de los intereses de la comunidad, planteando y discutiendo temas de interés general de los vecinos y para los vecinos. El delegado era el moderador y conductor, incorporando en su rendición de cuentas el resultado de de sus gestiones para resolver problemas planteados. Las organizaciones de masas de cada circunscripción tenían a su cargo movilizar y promover la obra del gobierno desde la base.
Estos detalles funcionaban como seguro respaldo a la labor del delegado, por ejemplo, conocer la situación de algún anciano desamparado, chequeo y control de las ventas de viandas en una venduta o la marcha de la asistencia de los alumnos a una escuela. O sea, que todo lo que pudiera ser interés de una circunscripción era competencia de los vecinos del lugar. Hasta aquí el ideal.
¿Qué sucedió realmente? Funcionarios la mayoría de las veces improvisados sobre el patineo de la falta de experiencias y conocimientos prácticos comenzaron a inventar, según su impulso o vanidad, fórmulas sin análisis previos de resultados desde peligrosos cargos de dirección que prostituidos entre bonos de gasolina y oficinas refrigeradas se deslizaron cómodamente cuesta abajo haciendo realidad aquella frase de que ”el hombre piensa como vive”.
Tal vez por esa vía comenzaron los polvos que han traído estos fangueros. Han sido tanto los tropiezos que este tema merecería un libro para inscribir los gazapos políticos que ha originado la ineficiencia y la improvisación y aunque no meto la mano en la candela por nadie, es bien cierto que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
Será interesante aquí el aporte de algunos botones de muestra desde dónde pudo comenzar sino el abandono, al menos el distanciamiento con la base, disgregándose la cuidadosa labor que por años habían realizado los delegados con sus lectores.
Se crearon Oficinas de Atención a la Población en cada asamblea municipal, por lo que la población debían ir a esas oficinas (más burocracia) a formular sus quejas minimizando los Despachos que semanalmente sostenía el delegado con sus electores en sus respectivas áreas para recoger sus intereses.
Los funcionarios y directores de organismos comenzaron a ser protagonistas en las asambleas de circunscripción informando sobre distintos temas debilitando la presencia del Delegado; la generalidad de los frentes de Gobierno, (Vivienda, Gastronomía, Acueducto y Alcantarillado, Comercio,etc,) acordaban y aplicaban intervenciones en las comunidades de manera inconsulta con la población, muchas veces lejanas a los intereses que por años reclamaban los vecinos. Resultado; se distorsionó la labor del delegado, convertido a veces en mandadero y la población viéndose distanciada perdió interés tanto en las asambleas de rendición de cuentas como en las funciones del delegado y sus gestiones.
No todo es enteramente oscuro. La humanidad se haya en estos momentos con un total conocimiento de lo que sucede en nuestro planeta y en cuestión de minutos recibe toda la información que necesita y mucho más, pero no todos sus sentidos están preparados para procesar todos estos datos de allí que, aunque en más de una oportunidad, la dirección del gobierno insiste en la preparación y perfeccionamiento de los Delegados, considero que también esa propia dirección gubernamental tiene que mirarse dentro y perfeccionarse a sí misma.
Por Sergio Marquina