Lo peor llegó fue cuando al periodismo se le asignaron funciones de recaderos, voceros y repetidores más que de exponentes de la opinión pública. En el curso de los años este fue la segunda importante causa que originó que muchos profesionales de la prensa de entonces abandonaran el oficio antes de plegarse y ganar el descrédito de sus lectores.
Todo ello dio origen a contradicciones en la forma de hacer periodismo, pues si por una parte se advertía a los periodistas desde las altas esferas de la dirección del país no caer en el error de la autocensura, la realidad era, ¿ y es ?) que aún persistía el escamoteo de las informaciones sin admitir señalamientos bajo el pretexto de supuestos daño a la imagen publica, secreto estatal o simplemente porque no convenía a determinados intereses, ello origina que hoy en día, mientras la opinión publica cabalga en una dirección los medios de prensa galopan por otro camino.
Por esta causa una buena parte de la prensa soslaya el hoy difícil proceso de abordar temas de opinión publica que puedan dar pie a controversias, pues con demasiada frecuencia de alguna forma se llega a puertas que no se abren, a la impermisibilidad de publicar pues de alguna forma y de alguna manera siempre hay un si pero no.
Hoy nuestra herencia resulta fatal, los periodistas eluden cualquier asunto considerado problemático, sumándose por lo general a la propaganda triunfalista, batiendo palmas confiados y pronosticadores de éxitos, cuando se sabe de de la presencia de carencias materiales y morales, dos graves peligros en la obra de la Cuba actual.
Y no es que la prensa no trate de desbrozar para evitar caer en el mutismo de la auto censura. En otras palabras; el periodista cubano no se se auto censura, sencillamente existen aun mecanismos de censura para el periodista cubano, bien por ignorancia, conveniencia , proteccionismo solapado, burocratismo anquilosado y mecanismos de diferentes tipos adictos a la censura.
Que nadie se llame a engaño, el pueblo sabe leer entre lineas que tras la cortina del escenario publico se encuentra presente la doble moral, el dogmatismo político, y las redes del sociolismo que nunca han faltado como forma de supervivencia.
La Cuba de hoy no es la Cuba de los años sesenta, sin embargo a pesar de mayor cultura, tecnología y desarrollo social, la prensa cubana continua aún distribuyendo elogios a la prosapia acostumbrada en crónicas sociales y propagandísticas, mientras se dedica a repetir discursos y seguir sus huellas, sin profundizar en la significación social y política de su contenido.
Confío en que la prensa revolucionaria, la que necesitamos, salga adelante en su lucha contra molinos de viento empeñados aun en ofrecernos verdades a medias. Sin temor al combate y confiados en la virtud de un periodismo militante de las causas justas, cuya cultura se fragua en lo más puro de la Cuba con convicción profunda y real de eso que tantos firmamos y pocos cumplimos de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la verdad y las ideas.
Por Sergio Marquina